Colas en el medico, en las tiendas, cartas que tienen que
llegar, cumpleaños, fiestas, vacaciones, bodas, el día del nacimiento de tu
hijo… en esta vida todo es espera. Y las cosas llegan, tarde o temprano.
Este tipo de espera que estoy experimentando últimamente es
algo diferente y se me hace cada día más pesado.
“Te avisaran con una semana de antelación para la operación”
me dijo el médico.
Vale, perfecto. Pero… cuando carajo llega este día?
Cada día que pasa me encuentro peor… que la cabeza me
estalla, que tengo más mareos y no puedo andar recta, que se me duerme media
cara, que no noto bien los sabores… una cosa detrás de la otra. Y mientras
esperas.
Esperas a ver cuándo te abren la cabeza y te sacan a la cosa
esta que ha decidido crecer donde no debía sin tu consentimiento. Claro está
que quizás si te dieran una fecha concreta te escaparías a China justo antes…
es que a nadie le apetece ser taladrado.
La verdad es que no sé qué es mejor: si esperar no sabiendo
o esperar sabiendo.
El tema es que esperar en sí, y especialmente en estas
condiciones, no es nada bueno.
Hoy estoy un poco xof, mañana irá mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario