Estar enferma tiene ventajas.
Llevaba tiempo sin ver a mis queridas amigas de la universidad y todas se han
pasado a verme. Esto me ha hecho muy feliz: he podido conocer a los niños de
todas, verlas y pasar un rato con ellas.
Aunque no estuviese en plena
forma.
Aunque no pudiese salir a dar
paseos como me apetecía porque no me encontraba bien.
Aunque no haya podido renunciar a
echarme en la cama por la tarde porque el dolor de cabeza me estaba aplastando.
Aunque no hayamos podido ir a
ninguna parte porque mejor en casa, por si necesito sentarme de repente.
Aunque…
Una larga lista de “aunque”.
Todo esto me hace pensar. Últimamente
nos hemos visto solo para cosas malas, en muchas ocasiones funerales. Y me
pregunto “porque”?
¿Por qué no hemos encontrado
tiempo en otra ocasión más feliz para vernos?
¿Por qué cuando estamos bien
parece que nunca tenemos tiempo para hacer las cosas?
¿Por qué no conseguimos dar el
justo peso a cada cosa?
¿Por qué solo las cosas malas consiguen
que nos paremos un momento a pensar en las cosas realmente importantes?
Pues no lo se. Es la vorágine de
la vida, parece.
Estoy muy contenta de haber
podido verlas a todas y espero verlas pronto cuando vuelva a estar al 100%... y
esto será pronto. Muy pronto.
Todavía no tengo confirmación de
la fecha de la operación pero estará al caer… a ver si recibo la llamada que concretará
todo pronto y podemos dar por cerrado otro capitulo…
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