Parece que escribo solo a los cambios de estación… como
cuando cambias de sitio a la ropa en los armarios.
¿Cómo estáis? Espero que muy bien.
Durante las vacaciones de navidad estaba pensando justamente
en esta pregunta.
¿Cómo estás?
Te miran fijamente en los ojos y te hacen esta pregunta. Y
luego mucha gente añade:
¿Ya estás bien, no?
Al principio pensaba antes de contestar, a lo mejor explicar
pero al final acabas diciendo:
Sí, estoy bien. Ya estoy bien.
Aunque esta frase es un poco mentira. De hecho la respuesta más
adecuada seria:
Ya me he olvidado que significa estar bien.
Porque vale que ha habido momentos peores, por supuesto.
Pero vivir el día a día con una molestia constante en la parte derecha de la
cabeza/oído, no oír por un oído, que no volverás a oír nunca más como antes, ponerte
nerviosa cada seis meses por la resonancia y revisión de rigor, saber que si
quieres otro niño no será un parto como el primero si no directamente te
rajarán la barriga… pues que queréis que os diga, todo esto se traduce en la
frase “Ya he olvidado que significa estar bien”.
Porque de verdad que lo he olvidado.
Recuerdo los mareos en el viaje de novios mientras caminaba
por los estupendos sitios que estábamos visitando de Nueva Zelanda y Japón. “Será
el frio” pensaba en Japón. “Será la calor” pensaba en Nueva Zelanda. Recuerdo
mucho tiempo antes, subiendo la Pica d’Estats. Llegada a un cierto punto,
faltaba poco para llegar al pico tuve que volver. Me dolía la rodilla, ok. Pero
también no podía con mi alma y me sentía mareada. No dije nada porque quería que
mi pareja, ya que estábamos allí, llegara al final del camino. Y además tenía compañía
para bajar. Recuerdo incluso antes en algún viaje para ir a trabajar la
sensación de mareo bajando del tren.
En fin. Que no recuerdo la última vez que estuve realmente
bien.
Pero si recuerdo sensaciones y emociones fantásticas, aunque
no estuviera al 100%. Los paisajes de Nueva Zelanda, los rincones de Japón, las
caminatas que hacíamos, la sensación de sentirme bien después de correr mis 6
km diarios, tener a mi niño en brazos después de unas cuantas horas de trabajo
forzoso…
Con esto quiero decir que vale, no recuerdo cuando estuve
bien la última vez pero tampoco pienso que este hecho me vaya a hundir o que no
me haya permitido vivir cosas maravillosas. Solo ha levantado una cortina de
humo que consigo que se vaya si me centro en lo que hay detrás. Y no es difícil
hacerlo, porque al final la vida es lo que hay detrás y la cortina no sirve
para nada. Solo es un mal ligado al hecho de estar vivos, de disfrutar.
Así que intentad vivir la vuestra quitando la maldita
cortina. Vais a estar mucho mejor y ser más felices centrándoos en lo que realmente
tiene importancia.
:-)
A final de mes tengo revisión con el neurocirujano, ya he
hecho la resonancia de rigor el sábado pasado. A parte el cambio de protocolo
(ponerte una vía cuando todavía estas vestida… como si fuera fácil quitarse la
ropa con una aguja de 6 cm en el brazo), no es nada terrible cogerte 45 minutos
para ti y echarte una siesta en el tubo. Además los ruidos que hace podrían (adecuadamente
amortiguados) entrar en una canción. Ojalá sea
capaz de crearla algún día.
¡Hablamos dentro de unos días! ¡Un beso grande a todos!