Traducir

miércoles, 15 de enero de 2014

¿Como estás?



Parece que escribo solo a los cambios de estación… como cuando cambias de sitio a la ropa en los armarios.
 
¿Cómo estáis? Espero que muy bien.

Durante las vacaciones de navidad estaba pensando justamente en esta pregunta. 

¿Cómo estás?

Te miran fijamente en los ojos y te hacen esta pregunta. Y luego mucha gente añade:

¿Ya estás bien, no?

Al principio pensaba antes de contestar, a lo mejor explicar pero al final acabas diciendo:

Sí, estoy bien. Ya estoy bien.

Aunque esta frase es un poco mentira. De hecho la respuesta más adecuada seria:

Ya me he olvidado que significa estar bien.

Porque vale que ha habido momentos peores, por supuesto. Pero vivir el día a día con una molestia constante en la parte derecha de la cabeza/oído, no oír por un oído, que no volverás a oír nunca más como antes, ponerte nerviosa cada seis meses por la resonancia y revisión de rigor, saber que si quieres otro niño no será un parto como el primero si no directamente te rajarán la barriga… pues que queréis que os diga, todo esto se traduce en la frase “Ya he olvidado que significa estar bien”. 

Porque de verdad que lo he olvidado.

Recuerdo los mareos en el viaje de novios mientras caminaba por los estupendos sitios que estábamos visitando de Nueva Zelanda y Japón. “Será el frio” pensaba en Japón. “Será la calor” pensaba en Nueva Zelanda. Recuerdo mucho tiempo antes, subiendo la Pica d’Estats. Llegada a un cierto punto, faltaba poco para llegar al pico tuve que volver. Me dolía la rodilla, ok. Pero también no podía con mi alma y me sentía mareada. No dije nada porque quería que mi pareja, ya que estábamos allí, llegara al final del camino. Y además tenía compañía para bajar. Recuerdo incluso antes en algún viaje para ir a trabajar la sensación de mareo bajando del tren.

En fin. Que no recuerdo la última vez que estuve realmente bien.

Pero si recuerdo sensaciones y emociones fantásticas, aunque no estuviera al 100%. Los paisajes de Nueva Zelanda, los rincones de Japón, las caminatas que hacíamos, la sensación de sentirme bien después de correr mis 6 km diarios, tener a mi niño en brazos después de unas cuantas horas de trabajo forzoso… 

Con esto quiero decir que vale, no recuerdo cuando estuve bien la última vez pero tampoco pienso que este hecho me vaya a hundir o que no me haya permitido vivir cosas maravillosas. Solo ha levantado una cortina de humo que consigo que se vaya si me centro en lo que hay detrás. Y no es difícil hacerlo, porque al final la vida es lo que hay detrás y la cortina no sirve para nada. Solo es un mal ligado al hecho de estar vivos, de disfrutar.

Así que intentad vivir la vuestra quitando la maldita cortina. Vais a estar mucho mejor y ser más felices centrándoos en lo que realmente tiene importancia.

:-)

A final de mes tengo revisión con el neurocirujano, ya he hecho la resonancia de rigor el sábado pasado. A parte el cambio de protocolo (ponerte una vía cuando todavía estas vestida… como si fuera fácil quitarse la ropa con una aguja de 6 cm en el brazo), no es nada terrible cogerte 45 minutos para ti y echarte una siesta en el tubo. Además los ruidos que hace podrían (adecuadamente amortiguados) entrar en una canción. Ojalá sea  capaz de crearla algún día.

¡Hablamos dentro de unos días! ¡Un beso grande a todos!